
Venezuela registró este mes de octubre una inflación del 50,6%, respecto del mes anterior, entrando técnicamente en hiperinflación al rebasar por primera vez en su historia el umbral del 50% que define este último concepto.
Así lo anunció este jueves la prestigiosa firma de asesoría económica y financiera Econométrica, que junto al Parlamento y otras entidades privadas ofrecen periódicamente un cálculo de la inflación en el país ante la ausencia de datos públicos por parte del Banco Central. “Con la inflación general de octubre de 2017 (50,6% respecto a septiembre de 2017), Venezuela entra en la definición técnica de hiperinflación planteada por Philip Cagan”, se lee en la cuenta de Twitter de Econométrica.
Econométrica habla de un “máximo histórico” de inflación en la historia de la nación petrolera, que atraviesa una grave crisis humanitaria marcada por la escasez y la carestía de productos básicos como alimentos o medicamentos. Fuentes de la firma consultadas por Efe explicaron que Venezuela lleva años cumpliendo con creces las condiciones que llevan habitualmente a la hiperinflación, entre las que destacan la emisión descontrolada de dinero y el descenso de bienes en el mercado a causa de la caída de la producción.
Un día antes de que se difundieran los datos que sitúan a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro anunció el quinto aumento del salario mínimo en lo que va de año y el número 39 desde 1999. Con el incremento de este miércoles, el salario mínimo mensual de los venezolanos se sitúa en 177.507 bolívares, cantidad equivalente a 53 dólares según la tasa del cambio oficial de referencia (3.345 bolívares por dólar) que se queda en poco más de 4 dólares al cambio que se aplica en el mercado paralelo.
“Estos no son aumentos genuinos de salario sino nominales con el que no se pueden comprar los productos”, ha declarado el presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento, el economista José Guerra, que ha dicho que estos incrementos son “apagar la candela con gasolina de avión”. Venezuela sufre además escasez de billetes, que obligan a los ciudadanos a hacer largas colas ante los cajeros para retirar el poco efectivo que los bancos reciben.
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